¡Cómo pasa el
tiempo caballeros! Mi última contribución
a mi propio blog fue casi 5 años atrás. Es el “efecto FaceBook”. Pero hoy se me ocurrió
mencionar algo trivialmente interesante.
Claro, todo gira alrededor del Mundial de fútbol, el cual he estado
siguiendo como el adicto busca la droga.
De los sesenta y un partidos hasta ahora, solamente me he perdido
uno. Los he visto narrados en inglés, español
y portugués, de acuerdo a los equipos que se enfrenten, ya que los “del patio” tienden a conocer mejor
los “trapos sucios” del equipo local. La
verdad es que los ingleses, escoceses, irlandeses, galeses o estadounidenses
que los narran en inglés nunca han aprendido a decir “gooooool” como un latino.
¿Pero a qué viene eso en un blog sobre
Cuba, si Cuba no aparece ni en los pensamientos de la FIFA este año?
Pues bien, lo que
le ocurrió a Brasil hoy, la matanza de Belo Horizonte, la violación en el Mineirao, me llevó a investigar records semejantes en la
historia de La Copa. Y, ¡albricias!
(esta es una palabra que aprendí en Cuba leyendo “comics” traducidos al español
en México, y nunca tengo la oportunidad de usarla), la derrota 7-1 de Brasil a
manos de Alemania no es la peor de la historia.
Tal paliza ha sido sobrepasada en años anteriores por cuatro resultados
peores en juegos de La Copa: 9-0 Hungría vs Corea del Sur (1954) y Yugoslavia
vs Zaire (1974); 10-1 Hungría vs El Salvador (1982); y agárrense, 8-0 Suecia vs
Cuba (1938).
Por lo menos lo
de Cuba no ocurrió en casa, sino en un país lejano, y siendo tanto tiempo atrás,
el equipo seguramente regresó en barco a Cuba, pasando suficiente tiempo para
que sus coterráneos hubieran sanado las heridas de la derrota. Nada como la deshonra de Brasil siendo el país
anfitrión de la Copa del Mundo de 2014. Ah,
y les queda jugar contra el perdedor del juego de mañana para discutirse el 3r
(o el ultimo) lugar. ¡Ay Dios mío! Será contra Argentina o contra Holanda. Ojala no sea con sus vecinos, pues si lo
perdiesen, estoy seguro que si no una guerra, la ruptura de relaciones diplomáticas
sería posible.
No sé si alguno
de ustedes recuerda el “maracanazo”. Ese nombre se le da a la ignominia que pasó
Brasil en el estadio de Maracaná en Rio de Janeiro en 1950, cuando perdieron el
partido final contra Uruguay después de haber estado adelante 1-0 la mayor
parte del juego. Pues me imagino que la
derrota de hoy borrará esa hora negra en la historia futbolística del país y que
hasta afectó la vida de los brasileños, para reemplazarla con la degradación de
hoy. Me pregunto qué nombre le darán. Es difícil decir “mineraioazo”.
Pero regresando a
lo de Cuba y Suecia. ¿Cómo fue eso? ¿Que en Cuba se jugaba fútbol en 1938? Entonces yo era, quizás, un pensamiento en la
mente de mis padres, pero aún en los veinte años siguientes, hasta que salí de
Cuba, el balompié sólo lo jugaban equipos de las asociaciones de españoles que vivían
en Cuba y sus descendientes. Por cierto,
siendo yo uno de esos últimos (abuelo, les diré, fue presidente de la Asociación
de Naturales del Consejo de las Regueras, para que vean) en mi vida hice rodar un
balón. Yo, y todos mis amigos, estábamos demasiado ocupados jugando pelota, al “taco”,
basquetbol, o cuando el tiempo llegó, como “ligar”.
¿Así que de donde
salieron esos pobre once infelices que pasaron tal vergüenza frente a Suecia en
el ’38? Quizás alguno de ustedes sepan
quienes eran.
Claro, la revolución,
a cambio de joder la economía y que muchos pasen las de Caín en la Perla de las
Antillas, logró llevar por lo menos un equipo a un Mundial. Bueno, ¿y qué? Mas mérito le doy al los del ’38 que pudieron
formar un equipo de entre los cuatro gatos que jugaban con los pies en Cuba y representarnos
en lo que indiscutiblemente es el evento deportivo por excelencia en el mundo.
Hasta la próxima,
que espero no será dentro de cinco años.
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