Thursday, December 23, 2004

Detritus Humano

El caso de la neurocirujano cubana, la Dra. Hilda Molina, y su madre tristemente evoca la situación de hace varios años cuando una barcaza de basura de New York le dio la vuelta al mundo buscando quien la aceptara. Claramente, los gobiernos envueltos están tratando este caso como el anterior: como si se tratara de basura.

Primero el presidente Kirchner de la Argentina le pide a Castro que le otorgue permiso a las dos señoras (madre octogenaria; hija de 62 años) para que pasasen las Navidades con el hijo de la Dra. Molina, médico también a su vez, y su familia en dicho país sudamericano.

Pero Castro, en su arrogancia de siempre, negó la petición aunque venía directamente del jefe de estado de uno de los pocos países amigos que le quedan a Cuba. Como alternativa, ofreció que la familia argentina de la Dra. Molina viajase a Cuba, opción que justificadamente, la familia consideró inaceptable. Nada de extrañarse para aquellos que conocen como se comporta el tirano de Cuba, quien en paralelo dirige sus hordas a que pinten caricaturas ofensivas de un embajador extranjero frente a su sede en la Habana.

Kirchner se doblegó ante la actitud de Castro y en lugar de mantener su posición y demandar respeto a su petición de apoyo a uno de los inalienables derechos humanos – el de un ciudadano tener la libertad salir de cualquier país, inclusive el suyo propio, como estipulado en el artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos – ¡no!, prefirió destituir a su embajador en la Habana y al jefe de Gabinete de la Cancillería argentina. Un acto que tiene que causar vergüenza a los argentinos decentes y de buena voluntad.

Ahora el presidente argentino está tratando de pasarle “la papa caliente” a los españoles, intentando intermediar para que este país acoja a la familia Molina para su reunificación.

¿Seguirá Rodríguez Zapatero, Presidente del Gobierno español, los pasos de Kirchner y evitará enfrentarse a Castro?

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